Oí hablar de un estudiante de literatura que, de camino a su colegio, se topó con tres amigos que no veía mucho tiempo atrás. Uno estaba por terminar la carrera de leyes, otro casi salía de la escuela de gastronomía, y el tercero había desertado recientemente de la escuela por mera flojera.
Decidieron salir juntos de viaje en el auto del futuro abogado el siguiente fin de semana y así seguir conversando sobre los tiempos pasados.
El día del viaje, salieron temprano de la ciudad para llegar a una playa cercana, pero en el camino el conductor perdió el control y cayeron en un barranco, resultando todos heridos gravemente.
Inmediatamente después de caer, un grupo de diablillos salieron de la tierra para auxiliarlos, exceptuando al estudiante de literatura, el mismo que les dijo:
-¿Por qué no me ayudan a mi también, si ya están salvando de la muerte a mis amigos?
A lo que uno, el que parecía ser el jefe de la infernal cuadrilla, respondió:
-No te prestamos servicios porque no nos traería beneficio alguno el que vivieras. Tus amigos, en cambio, sí que son importantes para nosotros. Uno va a mentir y robar sin escrúpulos por otros a quienes condenará; otro hará que muchos caigan en pecado de gula mediante olores y sabores exquisitos. El último guiará a tantos hacia la pereza y los vicios que nos ahorrará un gran trabajo. Pero tú, tú que puedes darnos; si nadie lee en esta época, aunque escribieras incitando a los pecados más horribles, sólo tendrías por seguidores a dos o tres, y eso no es negocio.
Y con estas palabras, mientras el literato moría, los diablos terminaron de sanar a los otros.
1 comentario:
Hola.
Intersante, mm no sé que poner.
Te dejo la dirección de mi blog. www.marina-lasnoches-blogspot.com
Besos
Publicar un comentario