sábado, 23 de julio de 2011

Viaje

Pienso en ti al subir al autobús que me llevará de regreso al lugar dónde no estás. Por la ventanilla se asoman al interior los paisajes: árboles que parecen estar tras neblina y hondonadas llenas de verde, un verde tan vivo como el recuerdo de tus labios en mi cuello. Pero eso es cuando ya llevo bastantes kilómetros lejos, antes está tu imagen grabada de cómo subes la escalinata hasta la cima del puente y mi deseo de saltar hacia fuera de todo y alcanzarte corriendo. Antes está el sabor del aire compartido y el cruce de miradas que complican la despedida. Antes está la noche en que te sueño, teniéndote a unos metros. O la tarde repleta de caricias. O la mañana de un paseo por calles atestadas.

Ahora es otra noche, de otro día, en otra ciudad. E igual te extraño. Igual me apego al sonido de las canciones que me traen en piezas tu risa y la sombra de un abrazo se presenta como la muerte de la ausencia, aunque sea por un momento. Se reviste esta habitación como si fuese otra, una que habitamos juntos: al lado de mí se desarrolla la escena que ambos esperamos. En la esquina contraria es de mañana, el sol entra y cae sobre la mesa servida, tú esperas sentada a que el café se enfríe porque me he pasado de agua en las tazas. El mío negro. El tuyo con leche.

Pienso en ti, en la cama que no compartimos y la oscuridad que no iluminamos con nuestras palabras.

Todo se parte. Se fragmenta en escenas que no han ocurrido. Así son mis días sin el roce de tus manos. Este lugar no existe, existe el que no tenemos. Trato de olvidar que la semana será larga hasta que llegues con el instructivo para rearmarme y que me guíes hasta tu cintura, que me dejes entrar y perderme en el laberinto de tu cuerpo para intentar llegar a tu centro, encadenar mis dedos a tu cabello, que dejes a mi nombre habitar la punta de tu lengua.

No quiero que la grabación se detenga, por eso cada que llega a los acordes finales la regreso y reproduzco de nuevo, es una forma de mantenerte aquí antes de dormir. Por eso me mantengo despierto, contándome la historia de este fin de semana, imaginando que lo hago desde el autobús, en el camino de regreso a casa, mientras afuera de la ventanilla los árboles se terminan y empiezan las casas, llego a la terminal, cruzo el área principal, salgo, subo el puente, avanzo entre las personas, pero estoy solo y me pregunto si sientes lo mismo, si no quisieras congelar ese instante en que estamos abrazados, mirándonos fijamente.

Pienso en ti y me llenas la noche con el aroma de tu memoria.

Al final me he dado cuenta de que todas las líneas que te pueda escribir, todas, sólo dicen una cosa. Todas se resumen al decirte que extraño, que te amo. Eso fue lo único que realmente pensé durante todo el viaje de regreso. Eso es en lo único que vale la pena pensar: en ti.

2 comentarios:

Inés Méndez dijo...

¡Me encanto!

Mientras escribo esto, tu imagen esta presente en la soledad de mi casa, esa misma que hace días estabas tu.
Escucho tu voz en el silencio, extraño tu calor, tus abrazos y la forma en la que me miras
Mis labios te reclaman, mi piel te extraña.Esta semana será eterna pero vuelo a mi memoria, vuelvo a recordarte para no sentirme tan sola
Tantas emociones me provocas...

Escucho una y otra vez la canción que me hace recordarte, no quiero que acabé, así como no quiero que acabé esto

Te amo, así solamente el hecho de amarte <3

José Luis Dávila dijo...

Cierto, esta semana será eterna para ambos, yo te extraño como nunca había extrañado. (suspiro) Quiero que siempre tengas presente que te amo, que eres la mujer más maravillosa, en cada momento del día estás en mi cabeza. Te necesito cerca de mí.

Yo tampoco quiero que esto acabe,y si nos esforzamos y ponemos todo de nuestra parte, nunca acabará.

<3 Te amo,simplemente te amo.