Ballet

La bailarina está triste… ¿Qué tendrá el mundo que la bailarina hoy no sonríe como siempre y sin embargo la mueca de alegría sigue en su rostro? (Sí, es un plagio a Darío) ¿Qué tendré yo que pueda hacerla entender que no necesita sonreír siempre?

La bailarina está triste… ¿Tendrá que seguir la danza en lo inmóvil de la vigilia o reposar en el vértigo del sueño? ¿Tendrá que moverse sobre el escenario con la gracia que los otros desean ver? ¿Tendrá que complacer a su público otra noche, otra función, otra pieza más? ¿Será que pueda, en algún momento, negarse a salir del camerino?

La bailarina está triste… ¿Es que todos sólo se interesan por los brillantes de su vestuario? ¿Todos sólo la conocen por su nombre artístico? ¿Sólo quieren que su cuerpo sea un medio para el arte y no ver el arte perpetuo que es su cuerpo?

La bailarina está triste… ¿Cuándo fue que sonrió sin sonreír por primera vez?

La bailarina está triste… ¿El azar tuvo la culpa? ¿Tuvo la culpa una persona? ¿Fue un ballet ruso mal ejecutado?

La bailarina está triste… ¿Importa la causa o el causante para unas lágrimas que no brotan sino en la inmensidad de lo íntimo? ¿Sirven de algo las cadenas de preguntas que me hago al decir “La bailarina está triste…”?

La bailarina está triste… ¿Qué puedo hacer yo? ¿Exigirle, como los otros, que muestre su mejor cara, que siga interpretando? ¿Exigirle que esa interpretación sea impecable? ¿No serían esas dos opciones verdaderas estupideces? ¿No sería mejor, al verla caer, quedarme en el piso junto a ella, tomando su mano, hasta que quiera levantarse, en vez de obligarla a pararse, jalándola del brazo como han hecho antes, lastimándola más?

La bailarina está triste… la bailarina está triste y yo estaré con ella.