lunes, 26 de julio de 2010

Sobre Centros de Poder

El héroe no se conforma con regresar al seno materno,
sino que se libera de él nuevamente,
como Jonás sale de la ballena o Noé del Arca.

Charles Baudouin




Hay dos burbujas en el aire; la tensión entre ellas, y en ellas, es demasiada. La peculiaridad, una de tantas, de estas burbujas es que se han desprendido desde el soplo (vital) de un adulto que, de pie, en medio de una explanada, espera ver como, en el momento de la explosión o antes de ella, los niños preguntan a sus padres -muchos de los cuales no sabrán contestar- sobre lo que ha pasado.

Ahora, habría que ampliar esas dos burbujas, hacerlas más duraderas, cambiar el material del que están hechas por alguno que cause una explosión poco más interna, y ponerlas en un museo dedicado a los niños. De tal proceso resultaría la intervención Centros de Poder, de Jorge Llaca, en el Arca del museo Imagina.

Mediante el acomodo de una colección de animales disecados entorno a piezas pertenecientes a una obra anterior (La urdimbre de la imaginación, 2006), Llaca logra producir las más variadas interpretaciones –y antes que interpretaciones, emociones- en aquél que se atreve tomar conciencia de la relación entre el hombre y la bestia, la razón y el instinto, lo humano y lo animal, relación en que el juego de poder está en perpetuo movimiento.

Sin embargo, entre todas las posibles lecturas que se puedan hacer, la que, desde mi punto de vista, toma mayor fuerza tiene mucho que ver con los mitos de Jonás y Noé(y con una canción de Tom Waits), de los cuales hay algunos pasajes alrededor de la exposición; en ambas plataformas hay un centro donde reside el hombre (¿Sería mejor llamarle Ser?) que reflexiona sobre sí y lo que lo encierra: sobre aquello que él ha tragado y aquello que lo ha tragado a él. Creo que Centros de Poder puede arrojar una pregunta a la que muchos atenderán: ¿Será nuestra razón la ballena de ese -como lo expresa Iván Ruiz, responsable de la curaduría- componente animal que llevamos dentro? ¿O es su arca, de la que saldrá cuando termine el diluvio para volver a poblar el mundo?

Y entonces, ¿quién -o qué- se traga al hombre? ¿Los mismos instintos que se liberan para tomar venganza? Tal vez. Aunque lo más seguro es que sea la Muerte, que es una de las mayores expresiones de naturaleza -por eso mismo nos resulta tan temible- que poseemos; cómo no ha de ser natural, si desde que nacemos ya estamos en su vientre.

4 comentarios:

MArina dijo...

Hola, interesante reseña, es agradable que el arte se deslinde de ser solo para adultos, aunque ellos mismos no la logren entender, mm me dan gans de ir a ver la expo.
¿Qué tal las vacaione? Por lo que veo ya tienes uno que otro fan, jejeje que divertido yo nunca he tenido un anónimo.
Me gusto tu reseña.
Besos

José Luis Dávila dijo...

Gracias, Marina; en verdad deberías ir ver la exposición. Mis vacaciones van bien, gracias, ¿y las tuyas?

Eli dijo...

Vaya lío con eso de dejar anónimos. No vuelvo a hacerlo.
La siguiente semana tengo algunos días libres, ojalá coincidamos. En todo caso, llámame, muy al estilo blondie... (pésimo chiste, pero coopera conmigo, ¿quieres? esto de la mudanza esta acabando con mis nervios)

José Luis Dávila dijo...

Sí, de preferencia no lo hagas;veré si puedo llamarte el domingo. Mantente tranquila, todo te va a salir bien, sólo relajate y piensa en George (Let It Roll).