domingo, 27 de junio de 2010

Cabello

The room is on fire
And she’s fixing her hair
The Strokes
Reptilia

Llovía. Llovía sin parar.

Ella caminaba como si nada, bajo esas gotas que cada momento eran más, que se estrellaban con el piso, que lavaban a la ciudad. Y ella caminando.

Ella caminando hacia el lugar de una cita con su amante, caminando hacia unas horas de libertad. Y yo, viéndola desde un pequeño café, desde el balcón de un pequeño café.

Y tú, como si nada, sentada frente a mí.

“No hay nada más bello que una tarde lluviosa”, me dices. Pero sí lo hay, hay cosas mucho más bellas, como tu rostro, como tus ojos, como tu boca, como las piernas de la que acabo de ver pasar, como su cuerpo entero, incluyendo también su rostro, sus ojos y su boca.

Mientras conversamos no la puedo sacar de mi cabeza.
Me cuentas todo lo que te ha pasado y yo pienso en ella.

Me pregunto si de verdad va al encuentro de su amante, como lo imagino, o tal vez con unas amigas, o va sola a cualquier lugar al que se deba ir con un vestido como el que lleva puesto, y si es tan importante el lugar al que se dirige como para caminar bajo esta lluvia.

No lo sé. Pero lo imagino.

Imagino, también, que no ha sido fácil su vida, que de cama en cama ha ido sin encontrar amor, aunque quizá el amor no le interese. Yo no lo sé.

Vuelvo a la conversación.

- ¿Por qué no vivimos juntos?

- Supongo que no estamos listos.

“Nunca se está listo”, piensas,”nunca se puede estar listo y mucho menos seguro, y si me sigues dando respuestas como esas me hartaré…”

- ¿Puedes creer lo mucho que te extraño todas las noches?

- Claro que lo creo. También sé cuanto me amas. Sé que es verdad todo lo que me dices.

“…me hartaré porque nunca avanzaremos”, eso piensas, Natalia, piensas cosas como: “no puedes comprometerte más conmigo, y eso me hace sentir mal, muy mal…”

- Es que quiero esperar, tener algo seguro para empezar una vida juntos, ¿me entiendes?

- No, de verdad que no. Por favor, sabes que podríamos salir de cualquier problema juntos.

- Sólo quiero esperar. Entiéndelo.

- ¡Y yo quiero un compromiso mayor de ambos, quiero saber que podemos compartir una vida, pero se nota que tú no quieres!...mejor me voy

- …

- Y no me busques en un buen tiempo, quiero ordenarlo todo y ver si puedo seguir aguantando hasta que estés listo.

¿Qué no te busque? Eso es lo menos que quieres. Lo que de verdad deseas es que me arrastre hasta ti y te pida perdón; y de verdad creo que es lo justo. Mañana te llamaré y te diré que sí quiero rentar ese departamento y pasar contigo mis días. Pero eso lo haré mañana.

Por el momento lo que me interesa es seguir imaginando lo que pasa con ella. En este momento ya debe estar en alguna cama o al menos en brazos de alguien, quizá feliz, quizá triste. Todo depende de quien sea el que la mira a los ojos.

No se ve muy grande, tal vez no pase de los veinte. Lo más probable es que vaya con algunas amigas a tomar una copa, a bailar un poco, a divertirse como cualquiera, y que, como cualquiera, espera disfrutar la noche.


******

Estoy en casa, con un poco de música, con una copa de vino que no alcancé a llenar porque se acabo y no recordé que debía comprar otra botella. Natalia frente al espejo. Desde que vivimos juntos la veo ahí todas las noches arreglándose para dormir.

Por una ventana se puede ver como pasa la gente, eso es lo que me entretiene durante el ritual de Natalia. Me meto a la cama, esperando no tarde mucho pues mi día ha sido pesado y quiero descansar. Ya adormilado siento una mano buscando bajo las sabanas, tratando de seducir con su tacto. Lo logra.

Cuando Natalia ya duerme sobre mi pecho y yo no puedo dormir me pongo a pensar en ella. Pude buscarla aquella noche, salir corriendo y detenerla para preguntarle su nombre, para ofrecerle mi compañía.

No creo que ahora deba ser importante, ya ella habrá encontrado a alguien cuando yo la vuelva a ver pasar.

******

No se da cuenta de nada. La veo hoy, como hace unos meses lo hice por primera vez, como todos los días la he visto, arreglándose el cabello. Ante todo está el espejo, ya después la vida. Me pregunto si ella, si esa mujer que vi pasar frente al café también hace lo mismo.

No lo sé, me imagino que su romance ya debió terminar y que está en busca de otro. Quizá ella, al igual que yo, se aburra de ver el mismo rostro a su lado todos los días. Debiera yo hacer lo mismo, en vez de quedarme viendo como Natalia se arregla el cabello y deja que la distancia entre la cama y el tocador nos consuma.

1 comentario:

MArina dijo...

Fuchi los strokes, en fin me gusta el cuento creo que ya me habías palticado de el, saludos.